La ciudad se asienta sobre una meseta cortada por un profundo tajo excavado por el río Guadalevín, al que asoman los edificios de su centro histórico, lo que confiere a la ciudad una panorámica pintoresca que, unida a la variedad de monumentos que posee, a su entorno natural y a su cercanía a los grandes centros del turismo de masas de la Costa del Sol, ha convertido a Ronda en un centro turístico notable. La cornisa del tajo y el puente que lo salva son la imagen por antonomasia de la ciudad.
VISTA DEL TAJO DE RONDA
El Tajo o Puente Nuevo situado sobre la Garganta del Tajo, al lado de la plaza de toros. Es un símbolo de Ronda y bajo él hay una distancia de 100 metros aproximadamente hasta llegar al río Guadalevín. Además, este puente une la zona antigua de la nueva en Ronda.
Puerta de Carlos V y puerta del Almocábar de las murallas de Ronda. A la derecha, la Iglesia del Espíritu Santo.
AYUNTAMIENTO
Palacio de Mondragón
Jardines de Cuenca
Fuente en los jardines de cuenca
Palacio de Mondragón
Es un palacio de origen andalusí, donde en el siglo XIV residió el rey benimerí Abd al Malik, hijo del sultán de Marruecos Abu al-Hasan 'Ali. Tras la muerte de Abd al Malik, Ronda pasó a depender del Reino de Granada y el palacio pasó a ser la residencia del gobernador nazarí siendo su último ocupante Hamed el Zegrí.
De su época musulmana sólo queda el trazado de su planta, los cimientos y unos pasadizos subterráneos que comunicaban el jardín con el antiguo alcázar.
El 24 de mayo de 1485, Ronda es conquistada por los Reyes Católicos quienes fijan su residencia en el palacio durante su estancia en la ciudad tras lo cual pasa a manos del capitán Melchor de Mondragón, cuyo escudo aparece en la portada y que dará nombre al palacio. Posteriormente pasará a manos de Fernando de Valenzuela, Marqués de Villasierra.
Plaza de toros
La Plaza de Toros de Ronda, propiedad de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, es la más antigua y monumental Plaza de Toros. Ronda es considerada como una de las cunas de la tauromaquia moderna surgida en el siglo XVII, en una ciudad donde se conservaba muy viva la tradición de la caballería al existir una corporación dedicada a que no se perdiera la disciplina ecuestre.Es la más antigua de España.
Casa del Rey Moro
El palacio del Rey Moro y La Mina era, según cuenta la layenda, la residencia del rey Almonated, del cual se dice que se bebía el vino en los cráneos de sus enemigos.
Estación de Ronda
Jardines de Cuenca
Fuente en los jardines de cuenca
Escudo de Ronda
Escudo con orla. En campo de gules y contorno con cordón de lo mismo, un haz de cinco flechas de púrpura puestas en faja y empuñadas en un arco también de púrpura, a cada lado una columna de plata, surmontado de un yugo de tres arcos del mismo metal, y éste surmontado de una corona de marqués de oro. Bordura de púrpura con la leyenda en su punta y en letras de sable “ORONDA FIDELIS ET FORTIS”. Al timbre corona de marqués.»
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Aunque en el entorno de la ciudad se han encontrado restos prehistóricos que se remontan al Neolítico entre los que destacan las pinturas rupestres de la Cueva de la Pileta, los orígenes de Ronda se deben a los celtas, quienes en el siglo VI a. C. la llamaron Arunda. Posteriormente los fenicios se instalaron en una aldea cercana que llamaron Acinipo. Arunda, tras ser conquistada por los griegos, pasó a denominarse Runda.
Pero Ronda como tal fue fundada como consecuencia de la segunda guerra púnica, durante la campaña que el general romano Escipión el Africano llevó a cabo contra los cartagineses que dominaban la Hispania a finales del siglo III a. C. Es entonces cuando se mandó construir el castillo de Laurus el cual favoreció el asentamiento de la población a su alrededor y alcanzando en tiempos de Julio César el rango de ciudad, alcanzando sus habitantes, y los de la vecina Acinipo, la cualidad de ciudadanos romanos.
En el siglo V, con el fin del Imperio romano, la ciudad es tomada por los suevos al mando de Rechila, pasando después por un período bizantino, en el que Acinipo fue definitivamente abandonado, hasta que Leovigildo la integró en el reino visigodo.
Edad Media
Puerta de Carlos V y puerta del Almocábar de las murallas de Ronda. A la derecha, la Iglesia del Espíritu Santo.
En el 711 se produce la invasión musulmana de la península y, en 713, la actual Ronda abre sus puertas, sin presentar batalla, al jefe musulmán Zaide Ben Kesadi El Sebseki. La ciudad pasa a denominarse Izn-Rand Onda (la ciudad del castillo) convirtiéndose en la capital de la provincia andalusí de Takurunna.
Con la desintegración del califato de Córdoba, la cora de Takurunna pasa a convertirse en la Taifa de Ronda (Banū Ifrēn), un reino independiente regido por Abu Nur Hilal Ben Abi Qurra, y será durante este período cuando se crea la mayor parte del patrimonio monumental con que cuenta el casco histórico de Ronda y los arrabales. Abu Nur Hilal fue sucedido por su hijo Abú Nasar quien tras morir asesinado provocó que Ronda pasara a formar parte del reino sevillano de Al-Mutadid.
El período islámico de la ciudad finaliza cuando, el 22 de mayo de 1485, el rey Fernando el Católico logra tomarla tras un prolongado asedio. Tras la conquista muchos de los monumentos erigidos por los musulmanes son remodelados adecuándose a la nueva situación que vive la ciudad, que inicia un nuevo florecimiento que la hace crecer extendiéndose en nuevos barrios como los del Mercadillo y San Francisco, pasando a conocerse el antiguo núcleo árabe como “La Ciudad”.
Edad Moderna
Durante la Guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1521), Ronda, como la mayoría de las ciudades de Andalucía, se mantuvo en lealtad a Carlos I y envío sus diputados a la liga anticomunera celebrada en La Rambla. En caso de tener la provincia que enfrentarse militarmente a los rebeldes, se acordó que aportaría 100 infantes. Cierto también que existieron ciertas tensiones entre el regimiento y el corregidor, pero fueron solventadas pronto por el marqués de Mondéjar.
En 1572 se funda la Real Maestranza de Caballería de Ronda con fines de entrenamiento para la defensa y las guerras del reino. Entre los siglos XVI y XVII se conforma el grueso de la ciudad como se conserva en la actualidad. La antigua medina toma el nombre de La Ciudad, mientras que al barrio del Espíritu Santo se le llama Barrio Alto y al barrio de San Miguel, Barrio Bajo. Los nuevos barrios de San Francisco y del Mercadillo experimentan un gran desarrollo constructivo, dotándose de posadas, iglesias, monasterios, etc.
En el siglo XVIII la ciudad vive una etapa de importantes construcciones entre las que destacan el Puente Nuevo, que ha pasado a considerarse el símbolo de la ciudad, y la plaza de toros, una de las más antiguas y monumentales del mundo, ambas obras de Martín de Aldehuela. A partir de esa época se crean los mitos románticos de bandoleros y toreros.
Edad Contemporánea
La invasión napoleónica y la sucesiva Guerra de Independencia tuvo una especial virulencia en Ronda y su serranía. El Castillo del Laurel, alcazaba de Ronda, es derribado por los franceses en su retirada y muchos molinos y cultivos quedaron arruinados, quedando la zona en una situación precaria. La ciudad estuvo sujeta al pago de elevados impuestos y víveres diarios, que asfixiaban la economía local. La producción industrial y la ganadera se redujo a menos de la mitad y un tercio de las huertas se arruinaron debido al gran número de rondeños que se marcharon a las montañas a luchar contra los franceses. De hecho, la población se redujo de 15.600 habitantes a 5.000 en tres años.
La invasión francesa es el origen del fenómeno del bandolerismo en la zona, debido a la formación de guerrillas para combatir a los invasores, que tras los estragos de la guerra, se quedaron sin recursos de subsistencia y hubieron de dedicarse al asalto de caminos y el contrabando de productos de Gibraltar. Este fenómeno fue ampliamente explotado por los viajeros románticos como Washington Irving, Mérimée, Ford o Doré, que tomaron Ronda como fuente de inspiración, mezclando la historia real con la ficción, forjando la imagen romántica que aún tiene la ciudad.10
Durante los siglos XIX y XX la actividad económica de Ronda sigue siendo principalmente rural, siendo el punto de encuentro para los habitantes de los pueblos de la Serranía y teniendo momentos de esplendor a principios del siglo XX con la llegada del ferrocarril.
En 1918 se celebra la Asamblea de Ronda en la que se fijó el actual diseño de la Bandera, el Himno de Andalucía y su escudo. En esa época se empieza a consolidar la Caja de Ahorros de Ronda que ha impulsado fuertemente la economía de la ciudad hasta su desaparición en 1990 al fusionarse con otras entidades bancarias en Unicaja.
Durante la guerra civil española, la historia apócrifa según el cual, en 1936 al principio de la guerra, cerca de medio millar de simpatizantes del bando sublevado son arrojados por el barranco inspira a Ernest Hemingway en su obra Por quién doblan las campanas. Después de la guerra civil española la ciudad vive una profunda crisis que provocó la emigración de muchos rondeños.
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