Cuenta con un patrimonio histórico y natural en el que destacan su castillo, de origen almohade y con posteriores reconstrucciones cristianas, un espacio natural a lo largo de las riberas del río Guadaíra y sus molinos fortificados, declarado Monumento Natural Riberas del Guadaíra, al que pertenece el parque y pinar de Oromana, y la zona arqueológica de Gandul.
El pueblo fue denominado por los griegos como Hienipa, que significa "agua subterránea", y más tarde convertida por los romanos al nombre de Ordo Hinipense (Ordo Hienipensivm). Estos nombres explicarían el gentilicio hienipense que aún conserva.
No fue hasta la invasión musulmana cuando los sarracenos la nombraron al-Qal'at ued-xira o Qall'at Yâbir (castillo del río Ira), dada la importancia de su castillo. De ese nombre musulmán deriva su actual denominación Alcalá de Guadaíra.
Castillo de Alcalá de Guadaíra
Se encuentra enclavado en el extremo oeste del caserío de Alcalá, acotado físicamente por un meandro del río Guadaíra.
También conocido como Castillo, Recinto amurallado o Recinto fortificado, se trata de un extenso complejo fortificado que se ubica en el Cerro del Castillo y comprende distintos espacios que, de oeste a este, son: el Castillo propiamente dicho, el recinto amurallado de la antigua villa medieval, la alcazaba de la Torre Mocha y las corachas.
El conjunto fortificado de Alcalá de Guadaíra es el resultado de un continuo proceso de superposiciones y transformaciones de estructuras militares y domésticas, que comenzarían con un primer asentamiento ibérico.
Durante la época islámica se pueden distinguir en el ámbito del castillo al menos dos grandes períodos, siendo posible suponer, con muchas reservas, la existencia de una fortificación en torno al siglo IX, aunque no han aparecido restos arqueológicos, ni datos cronológicos.
Por el contrario no hay dudas en cuanto a la fecha, en torno a la segunda mitad del siglo XII y primer tercio del Siglo XIII, de la fortificación generalizada de Alcalá. En concreto, los años 1162 y 1172, asociados con Abu Yacub Yusuf, se cree que pueden corresponder a periodos de obras significativas. Desde mediados del siglo XIII y hasta principios del Siglo XIV la fortificación toma su forma definitiva, apoyada en las construcciones y trazados anteriores (almohades básicamente); siendo el castillo durante este tiempo el baluarte defensivo de Sevilla en la frontera con el Reino de Granada. Según los dato más fiables, el núcleo de la obra actual del castillo se construiría desde el año de la reconquista de Alcalá (1246) hasta mediados del XIV.
Tras algunas intervenciones para refuerzos y reparaciones, el último gran proceso de mejora del sistema defensivo del conjunto alcalareño llega entre los años 1471 y 1477, correspondiente a la etapa en que es ocupado por Rodrigo Ponce de León y Núñez, marqués de Cádiz, que lo convierte en su base de operaciones contra las poblaciones de Sevilla y Jerez.
A partir de ese último año el recinto fortificado va deteriorándose progresivamente, al perder su función defensiva, siendo escasas las transformaciones que se llevan a cabo sobre sus muros y torres desde el siglo XVI hasta el XIX. Con el paso del tiempo, el espacio ocupado por la desaparecida villa medieval, encerrado en sus murallas, se encuentra muy modificado en su parte más elevada como consecuencia de los distintos rellenos, explanaciones y aterrazamientos efectuados hacia la mitad del siglo XX, cuando se llevó a este Cerro del Castillo la Feria de Alcalá.
A pesar del abandono de los siglos XIX y XX, en 1998 se retomaron los trabajos de restauración; enmarcados en el “plan ALMENA”
En 2010 se inició la restauración del Frente Norte de la Alcazaba Occidental, con el fin de recuperar las cuatro torres y los cuatro lienzos de muralla que hay entre ellas. Dentro de esta misma ejecución se rehabilitaron los paños de muralla, así como el Camino de Ronda. El presupuesto final para esta intervención en el Castillo de Alcalá de Guadaíra fue de 544.199,41 euros, ejecutada por la empresa de construcción Díaz Cubero.
En el mismo periodo de tiempo se ejecutaban los trabajos de restauración del Patio de la Sima.
En una tercera fase de rehabilitación que comienza en el año 2017, los trabajos se centran en la Torre de Entrepatios. Tras varios estudios de arquitectos y arqueólogos, se determina que la intervención es vital para la conservación de esta pieza; que ya había sufrido desprendimientos en el año 2014. Con un presupuesto de 124.442,72 euros se inician los trabajos de consolidación de las fachadas e intervención en escaleras de acceso y cubiertas.
Puente del dragón
Fuente de la plaza del duque
Ayuntamiento
Puente de Carlos III
Escudo municipal
En campo de plata, un puente de color albero, mazonado de sable, sobre ondas de azul y plata. Sumado de un castillo de color albero, almenado y mazonado de sable y aclarado de gules, acompañado de dos llaves, de sable, una de cada flanco, guardas arriba, puestas en palo y superadas por la imagen de San Mateo, apóstol y patrón de la ciudad.
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Según indican los restos arqueológicos hallados, los primeros asentamientos que se establecen en el lugar datan del Calcolítico o Edad del Cobre (2500-1500 a. C.), periodo caracterizado por un aumento de la población en asentamientos cercanos a los ríos. Dan fe de ello los restos megalíticos de la zona de Gandul.
Tras esta época, se produjeron los primeros descensos demográficos y los apiñamientos en torno a centros fortificados, provocados por las disputas de poder y de posesión de las tierras. Hechos que potenciaron la agricultura y ganadería como parte fundamental de dichos asentamientos, favoreciendo un abastecimiento constante de dichos núcleos de población.
En torno al siglo II a. C. y debido a la proximidad con Híspalis, el entorno se vio rápidamente favorecido en cuanto a la asimilación de la cultura romana, que trajo consigo el latín, la moneda y el Derecho romano, lo cual no fue espontáneo, ya que Alcalá contaba con lo que por aquel entonces era todo un tesoro, el río Guadaíra, el cual proporcionaba gran fertilidad a la zona. Irippo, que acuñó moneda propia, era la ciudad que, como indica el significado de su nombre en lengua tartesia (la ciudad del río), controlaba la Vega del Guadaíra, llamado entonces Ira, desde su posición privilegiada en la Mesa de Gandul.
En la batalla del Guadalete, perdió el rey Rodrigo su reino. Tras una rápida conquista basada en los tratos y acuerdos, se impuso la dominación musulmana en la península, época de la cual proviene el actual nombre de la localidad, Alcalá de Guadaíra, que deriva de Qall'at Yâbir (Qalat Chabir) junto con la denominación del río Guadaíra Wadi Ayra (Wadi ira). Su importancia derivó de encontrarse en un cruce de caminos, así como de ser parte del cinturón defensivo de Hispalis.
Fue conquistada por Fernando III el Santo el 21 de septiembre de 1246. En 1280, Alfonso X da al pueblo la carta de poblamiento, creándose la villa de Alcalá.
Perteneció a la Casa de Arcos hasta que, en 1444, pasó a ser propiedad del conde de Niebla. En 1477 adquirió la categoría de realengo, pasando a depender de la Corona.
Alcalá desde siglos atrás siempre fue un lugar de visitas para todo visitante de Sevilla, pero es en el siglo XIX cuando un importante número de escritores, viajeros románticos, pintores, etc. procedentes de toda Europa, e incluso de América, pasán por Alcalá de Guadaíra dejando constancia de las impresiones de estas visitas en su correspondencia y libros de viajes.. En el siglo XIX y principios del siglo XX los castillos, los molinos o las personas del pueblo fueron un tema pictórico de autores españoles y extranjeros.
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