El 3 de julio de 2003, y tras varios años de intentos, la UNESCO declara finalmente a Baeza (junto a Úbeda) Patrimonio de la Humanidad.
Plaza de Sta María
Palacio de Jabalquinto
Fue mandado edificar en la segunda mitad del s. XV por el señor de Jabalquinto D. Juan Alfonso de Benavides Manrique, el "Famoso Capitán de Lorca" (primo segundo del Rey D. Fernando el Católico) casado con doña Beatriz de Valencia Bracamonte; el primogénito de ambos, D. Manuel, casó con doña Luisa Manrique, hija del célebre poeta Jorge Manrique.
Ruinas de San Francisco
Es un complejo funerario y conventual del siglo XVI, obra del Vandelvira, que no llegó a terminarse. Está situado en la calle San Francisco.
Antigua Universidad
La primera función de este bello edificio fue la de Colegio de Primeras Letras.
Claustro de la Antigua Universidad
En el interior destaca su amplio patio, de doble arcada; así como la caja de la escalera, bajo la que se situaba la antigua cárcel de estudiantes. En las aulas de este edificio el gran Antonio Machado dio clases de gramática francesa entre 1912 y 1919.
Fuente de los leones
La Fuente de los Leones se sitúa en el centro de la Plaza del Pópulo, uno de los rincones más pintorescos de Baeza. Procedente de la ciudad iberorromana de Cástulo, fue trasladada en el siglo XVI a su ubicación actual. Es un destacado monumento arqueológico que simboliza el traslado de las funciones de capital y obispado desde Cástulo, es decir, la constitución de la actual ciudad como heredera de aquélla.
Iglesia de San Ignacio
Construido a principios del S. XVII y terminado en 1648. Tras la desamortización, el complejo fue demolido entero, salvándose nada más que la iglesia.
Ayuntamiento
Monumento a Fernando III el Santo, localizado en Baeza
Se trata de una escultura del Rey Fernando III para conmemorar su entrada triunfal en Baeza. Está realizada en bronce y se encuentra situada sobre una base cuadrada en la cual encontramos una placa con una inscripción
Balcón del Concejo
Fue mandado construir en 1684 por el Corregidor Fernando Ladron de Guevara, siendo sus autores Juan Guerrero y Mateo de Molina (ambos vecinos de Baeza). Debido a la importancia que iba adquiriendo la Plaza del Mercado como lugar comercial y de ocio y la ausencia de un lugar desde donde el Concejo presidiera los acontecimientos festivos y conmemorativos que en ella se celebraban, determinaron la construcción de este edificio, que fue inaugurado en 1701, con motivo de la boda de Felipe V con Maria Luisa Gabriela de Saboya. la representación de la Ciudad celebra un "paseo a caballo", partiendo de sus Casas Consistoriales; después, entre otros festejos, van a la plaza del Mercado, donde la Capilla de Música instalada en el "Balcón de la Ciudad", canta villancicos. Los escribanos de la ciudad organizan en el Balcón "una gran vocación que resultó muy lucida". Así quedó inagurado el Balcón.
Catedral de baeza
Fue construida sobre los restos de una antigua mezquita y desde entonces ha sufrido numerosas transformaciones arquitectónicas hasta su estado actual.
Casa donde vivió Antonio Machado con una placa que lo recuerda
Recorrido por Baeza
Escudo de Baeza
En campo de gules, un castillo con dos torres de oro, almenado, aclarado de azur y mazonado de sable, en cuya puerta y en cada una de sus hojas, figura una llave de plata, puesta en palo. El castillo está surmontado por un aspa o sotuer de oro, y éste a su vez, por una cruz patriarcal de plata.
----------------------------------------------------------------------------Se puede hablar de una "prehistoria" relevante en Baeza por los muchos yacimientos arqueológicos que hay catalogados. Aunque hasta la Edad del Cobre, a mediados del III Milenio a.C., no aparecen según los muestreos ciertos grupos humanos de entidad significativa, es cierto que del V Milenio a.C. hay datos de existencia en la zona de grupos epipaleolíticos en lo que respecta a sus hábitos de vida, caracterizados por una supervivencia de cazadores y recolectores. Mil años después acudirán comunidades de más al sur, concretamente de las cuevas y abrigos de Sierra Mágina; se trata de grupos que traen consigo formas neolíticas basadas en la actividad agraria y en ciertos avances técnicos como el pulimento de la piedra y la cerámica. Todo ello ha sido documentado en yacimientos como el de Los Horneros, Los Morales y Toya. En la Edad del Cobre aparecen poblados de cabañas, algunos amurallados, mirando al Guadalquivir, donde las tierras eran más fértiles. Se trata ya de una economía ciertamente diversificada: agricultura, aprovechamientos forestales, ganadería, pesca y caza, con utensilios y herramientas de muchos tipos. En la Edad del Bronce aparecen nuevos poblados; las actividades siguen siendo prácticamente las mismas y a través de los ajuares funerarios se percibe cierta estratificación social.
En el Cerro del Alcázar, al sur de la ciudad, existió una de estas ciudades íberas durante al menos trescientos años. Estaba amurallada y con cabañas intramuros bajo las cuales se llevaban a cabo enterramientos. En dicho cerro se ubicaron sucesivos poblados íberos a partir del siglo IV a. C.
Las distintas fuentes clásicas, ya sean escritas o epigráficas, mencionan a la Vivatia, cuya relación con dicha cultura se remonta a la época del Imperio, allá por el siglo I a.C. Fue adscrita primero a la Hispania Citerior, pagando tributos pero con leyes propias. En el siglo I de nuestra era se incluyó en el Conventus Carthaginensis (Provincia Tarraconense) cuya administración y economía estaban regidas por Cartago Nova y la vecina ciudad capital de Cástulo. Décadas más tarde Vespasiano le otorgaría la categoría de Municipio Flavio, lo que le confería superior rango administrativo sobre las "villae" de la comarca. Es una época en la que Vivatia juega un papel fundamental en las vías de comunicación que dan paso a la plata que iba de las minas de Sierra Morena hacia la costa oriental de la península.
En época posterior, al final del imperio romano Biatia o Beatia, recoge el testigo de capitalidad de la provincia que ostentaba Cástulo, al trasladarse aquí la ceca y el obispado. También se verá afectado el territorio con las oleadas de invasiones bárbaras, en el siglo V, aunque una oligarquía hispanorromana mantendrá su pujanza en la comarca hasta que en el siglo VI la presencia y autoridad visigoda se muestre con más fuerza. La aristocracia goda se funde con la hispanorromana y se hacen con todos los resortes del poder; el campesinado está compuesto en su mayoría por hispanorromanos, la clase social más numerosa, con propietarios libres de tierra, colonos y esclavos, e incluso era ya incipiente un grupo judío dedicado a la empresa y el comercio.
En la Hispania visigoda fue sede episcopal de la iglesia, sufragánea de la Archidiócesis de Toledo que comprendía la antigua provincia romana de Cartaginense en la diócesis de Hispania. De hecho, aún se conservan restos visigodos bajo muchos edificios, como parece el caso del arco embutido en uno de los muros de la iglesia románica de Santa Cruz.
Vuelven los cambios con la llegada de los musulmanes, a la que llamaron Bayyasa, en el siglo VIII. El territorio se redistribuye entre hispanogodos, las tribus árabes y los Omeyas; mientras la Iglesia, aunque continúa existiendo, pierde poder económico. Los muladíes (convertidos al islam) y los mozárabes (cristianos que permanecen en Al-Andalus) conformaron estructuras sociales no muy distintas a las previamente existentes.
Tras periodos diversos de crisis que conducen a la caída del Califato, llega la época de los reinos de Taifas durante la cual Bayyasa será sometida por unos y otros. En 1147 es reconquistada por Alfonso VII el Emperador con la supuesta ayuda de San Isidoro de Sevilla que se le aparece en sueños mientras la asediaba. Para honrar esta toma se creó en la ciudad capital de León la cofradía del Pendón de Baeza. La ciudad acuñará moneda para el rey leonés bajo el gobierno del gobernador procristiano Abdallaziz.
Diez años después los almohades la conquistan. Sin embargo, el 16 de julio de 1212, las tropas cristianas comandadas por el castellano Alfonso VIII destruirán el Imperio Almohade casi por completo en la Batalla de las Navas de Tolosa. En unas terceras taifas, Bayyasa se erige en capital de una efímera Taifa de Baeza que comprendía una amplia zona de Jaén y Córdoba. Su "emir" Abd Al·lah al-Bayyasi se declaró vasallo de Fernando III, apoyándole en campañas contra otros emires musulmanes. Al-Bayyasi murió asesinado a traición en Almodóvar del Río y el 30 de noviembre de 1227 Fernando III, el Santo, toma posesión definitiva de Baeza en nombre del hijo de aquel, Abd al-Mon, aunque finalmente integra la ciudad en el Reino de Castilla. Los musulmanes expulsados viajan al sur y se establecen en el Albaicín de Granada.
Hasta la reconquista de Jaén en 1246 Baeza es la capital del efímero Reino de Baeza, después integrado en el nuevo Reino de Jaén. Igualmente también se traslada la titularidad de la diócesis a la nueva capital del reino. En este periodo el nombre de la ciudad fue tomado como apellido.
Fernando III dota a Baeza del Fuero Conquense, con la pretensión de atraer a población de territorios cristianos del norte. Enrique II hace grandes donaciones a sus seguidores en la región y así la oligarquía consolida en ella su poder. A partir de esta época dos poderosas familias, los Benavides y los Carvajales se enfrentan entre sí en lo que se puede denominar "guerra civil baezana", cuyo fin estuvo determinado por la actuación decisiva de Isabel la Católica, que para prevenir nuevas pugnas mandó demoler el imponente Alcázar de la ciudad, sito en el cerro homónimo.
En los siglos XV y XVI la economía baezana crece merced a la gran producción cerealística, de harinas, maderas, azafranes, sedas, vid y olivo, además del peso de la caballería y la ganadería, lo que se proyecta en una gran industria de paños y curtiduría con el consiguiente comercio de estas manufacturas. A mediados del XVI la población de Baeza duplica ya la del siglo anterior y su riqueza agrícola, ganadera, industrial y comercial potencia una pequeña nobleza que quiso proyectar su status social tanto a través de la monumentalidad de sus casonas como de los edificios públicos desde los que regía colectivamente la vida de la ciudad; los mismos que hoy dotan de esplendor y encanto a la misma.
No obstante, durante el siglo XVII se produjo una recesión económica paralela a la del resto de España; todo ello motivado por la descabellada política de los sucesores de Felipe II (Felipe III, Felipe IV, Carlos II...), sobre todo en relación al exterior, por las continuas guerras estériles, tan gravosas para la economía y la población. Sólo decir que de tener excedentes de cereal, se hubo de pasar a la importación de grano, lo que hundió aún más la economía.
Con la llegada del 1700, el nuevo siglo trae también una nueva dinastía, los Borbones, que dieron otro aire al Estado español. Para la Baeza agotada, quizá fue ya demasiado tarde y el punto de inflexión marcado por el s. XVII constituiría a la postre un muro casi insalvable. La propiedad del agro seguiría en porcentaje altísimo en manos de latifundistas y de la Iglesia, mientras apenas había tierra en manos de pequeños propietarios o arrendatarios. Muy grave resultó para la ciudad el terremoto de Lisboa, de 1755, que quebrantó la mayoría de edificios y viviendas.
La infinidad de avatares políticos de la España del XIX, entre ellos el desastre de gravísimas consecuencias de la ocupación francesa, hicieron que Baeza quedará aún más diezmada demográfica y económicamente; sólo en la segunda mitad del siglo se pudo experimentar una recuperación, pero el posterior desarrollo en otras localidades mineras adyacentes a Sierra Morena fueron aspectos que nuevamente repercutieron negativamente en Baeza. La tensión política y social se acentúa a principios del siglo XX y el movimiento obrero da lugar al nacimiento de grupos anarcosindicalistas y socialistas. Después, la dictadura de Primo de Rivera no resultó demasiado beneficiosa para la ciudad que vio como se frustraba el ferrocarril Baeza-Utiel (definitivamente cancelado en 1964), y la Reforma Agraria promulgada en 1932 por la Segunda República no estuvo acorde con las expectativas creadas. En 1936, tras el comienzo de la Guerra Civil Española (1936–1939), se expropiaron muchas tierras que pasaron a manos de colectividades supervisadas por la UGT y la CNT.
En la primera etapa del franquismo no hubo ninguna mejora ostensible; la década de los 40 fue durísima en todos los sentidos: una política restrictiva de postguerra y las malas cosechas acentuaron la precariedad de los que han sido llamados "años del hambre". El "Plan Jaén" que se implementó durante los años 50 finalmente fue un fracaso, en parte por la falta de interés del régimen, y en los 60 el denominado desarrollismo tampoco fue algo que se dejara notar especialmente en Baeza. Por si fuera poco, en estos años la emigración hizo enorme mella en la depauperada demografía baezana, fenómeno extendido en la Andalucía montañosa e interior y enfatizado en toda la provincia de Jaén.
Sólo la monarquía parlamentaria de 1978 trae consigo una coyuntura económica algo más propicia que toca su fin con la crisis económica de 2007-actualidad: sin dejar de ser una agrociudad (al menos el 47 % de la población activa trabaja en el sector agrícola), la industria y el sector servicios de Baeza se ven impulsados por el efecto arrastre del agro centrado en el sector oleícola que conoce un cierto apogeo merced a la política de subvenciones originada por el ingreso de España en las Comunidades Europeas (1986). La calidad de vida en la ciudad conoce así una situación sin precedentes. A este fenómeno coadyuva también la construcción de la academia donde se formaron las distintas promociones de la Guardia Civil Auxiliar (figura creada por Real Decreto 3543/81 de 30 de octubre de 1981). Tras la abolición en 2001 del servicio militar obligatorio (en el que se integraban los guardias civiles auxiliares) esta institución, aun reducido el volumen de alumnos, ha subsistido como Academia de Guardias y Suboficiales7 y en ella continúan formándose nuevas promociones.
El 3 de julio de 2003, y tras varios años de intentos, la UNESCO declara finalmente a Baeza (junto a Úbeda) Patrimonio de la Humanidad.2 Este acontecimiento profundiza el relanzamiento de la ciudad al incrementar considerablemente el interés del sector turístico.
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