El origen del actual asentamiento es el reparto de tierras que se hizo tras la conquista de Sevilla por el rey castellano Fernando III (23 de noviembre de 1248). Su hijo Alfonso X el Sabio repartió las tierras conquistadas entre los caballeros que habían participado en ella.
El actual término municipal fue repartido entre varios, pero el que a la larga dio origen a la actual ciudad, fue el trozo que le correspondió a un adalid -un jefe de "partida"- de León llamado Gonzalo Nazareno.
Este reparto conllevaba la repoblación del lugar, por lo que desde su lugar de origen, probablemente el actual Villavicencio de los Caballeros (Valladolid), llegaron, entre otros, dos hermanas, Elvira y Estefanía Nazareno, probablemente hermanas a su vez de Gonzalo Nazareno.
Cuenta la leyenda que, guiadas por el sonido de una campana, encontraron una imagen gótica triplex representando a Santa Ana, María y Jesús. Alrededor de la gruta construyeron una iglesia, que junto a los cortijos adyacentes constituirían el germen de la actual ciudad.
No se conoce el destino final de la familia Nazareno, pudiendo, como era corriente en la época haber vendido sus posesiones y volver al norte de la Península.
El documento más antiguo en el que aparece el nombre de "Dos Hermanas" data de 1404 y se halla en el inventario de los papeles del Mayordomazgo de Sevilla, donde se recoge un mandamiento para que pagasen el dinero que les correspondían para mantener las defensas contra el Reino de Granada.
Se tienen prácticamente pocos datos del paso por el siglo XVI, si exceptuamos los distintos censos de población que se hacían en la época, los cuales eran corrientemente falseados para evadir impuestos. Se cree que su economía era eminentemente agropecuaria con la excepción de la producción de cal.
Durante este siglo y gran parte del posterior, fue villa de realengo, es decir, dependía directamente de la Corona. Pero a mediados del siglo XVI hubo algunos intentos de compra, incluso el Conde-Duque de Olivares lo intentó entre 1621 y 1643.
Desde el 20 de abril de 1631 a 1636 perteneció a la Casa de Arcos y a partir de esta fecha pasó el Señorío y jurisdicción a la familia Pedrosa, que el 30 de diciembre de 1679 obtuvo el Marquesado de Dos Hermanas. Tenía la población aproximadamente 200 familias (unos 1000 habitantes), en su mayor parte ocupadas en el cultivo de las fincas que poseían en el término las más ilustres familias sevillanas, según Rodrigo Caro. Hacia la misma fecha últimamente citada se creó el marquesado de La Serrezuela, que luego se convertiría en Villa independiente de Dos Hermanas hasta principios del siglo XIX.
A finales del siglo XIX comenzó la industrialización del municipio con la fábrica de hilados de yute y los primeros almacenes de aderezo de aceitunas. Esto creó una fuerte necesidad de mano de obra y produjo una fuerte inmigración que generó el primer aumento de población.
En 1911 por Real Decreto se concedió al Ayuntamiento el tratamiento de "Excelencia" ya que empezaba a ser importante en el comercio y la industria, en razón de haberse iniciado la actividad de sus almacenes de aceitunas, pioneros en la exportación a Estados Unidos de aceitunas de mesa.
Guerra Civil (1936-1939)
Durante la Guerra Civil hubo poca actividad bélica, ya que apenas iniciado el conflicto quedó inmediatamente bajo el dominio de los golpistas. No obstante los momentos iniciales fueron de una gran represión de todas aquellas personas que habían estado vinculadas con organizaciones de izquierdas tanto políticas como sindicales. En el momento de la Sublevación Militar (julio de 1936) el Ayuntamiento estaba gobernado por una coalición de socialistas, comunistas y anarquistas cuya alcaldía regentaba el maestro Antonio Muñoz Benítez quién junto con sus concejales fueron asesinados en los primeros días del alzamiento, también está documentado que por aquellas fechas fueron asesinados un joven anarquista de 17 años llamado Isidoro Fernández Rubiales y otro militante izquierdista de 38 años llamado Juan Durán Pérez. En el cementerio de Dos Hermanas hay una fosa común donde están depositados los restos de aquellas personas que fueron ejecutadas en aquellos días cuyo número exacto aún no ha podido verificarse. Por su parte, la Causa General habla del hallazgo de doscientas setenta y dos personas no identificadas durante los primeros meses de la guerra.
También murieron muchos de sus ciudadanos en su frente de guerra combatiendo en los dos bandos del conflicto.
Los Merinales
En un paraje del término conocido como Los Merinales, en la finca denominada actualmente Charco del Pastor, estuvo funcionando uno de los mayores campos de concentración de prisioneros republicanos al finalizar la Guerra Civil Española en 1939. Estos presos estuvieron sujetos a penas de trabajos forzados y con su esfuerzo se fue construyendo el canal del Bajo Guadalquivir en el tramo que discurre por el término municipal. Entre 1940 y 1962 más de 10.000 presos pasaron por el lugar, provenientes de toda Andalucía y otros puntos de España. Alrededor de los diversos campos de concentración que se crearon en la provincia para realizar esta obra (y que fueron, además de Los Merinales: La Corchuela, El Arenoso, Torreblanca, Valdezorras y Fuente del Rey) surgieron asentamientos chabolistas de familiares de los presos que estaban en los campos de concentración.
Conflicto territorial con el Ayuntamiento de Sevilla
En 1937 el gobierno formado por los militares sublevados publicó el decreto 331 de 1937, (firmado el 28 de julio) que asignaba al municipio de Sevilla una extensión de terreno de 2700 hectáreas aproximadamente que hasta entonces pertenecía a Dos Hermanas, con el objetivo de aglutinar en el mismo término municipal todos los acuartelamientos militares que había en la zona por aquellas fechas. En estos terrenos están ubicados actualmente los barrios sevillanos de Bellavista, Pineda, Pedro Salvador y Los Bermejales. Según el Ayuntamiento de Dos Hermanas, este hecho fue una decisión arbitraria y discrecional del régimen franquista que ya gobernaba, en la que el gobernador militar de Sevilla, Gonzalo Queipo de Llano, tuvo una intervención primordial.
Cuando se instauraron los Ayuntamientos democráticos (1977) se inició en Dos Hermanas un proceso jurídico para conseguir la reversión de esos terrenos pero diversos expertos en Urbanismo e Historia consideran que la reivindicación nazarena de estos terrenos carece de fundamento jurídico por cuanto la integración de esta bolsa de suelo en el término de la capital hispalense fue resultado de un convenio de compensación entre ambos Consistorios. Dos Hermanas no está de acuerdo con esta versión y considera que la apropiación de suelos por parte de Sevilla fue posible gracias a la pusilanimidad de la gestora municipal de Dos Hermanas en 1937, impuesta precisamente por Queipo de Llano. Con motivo de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica el Ayuntamiento de Dos Hermanas tiene intención de seguir reclamando estos terrenos aunque ya hayan sido negados por sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
El Tribunal Supremo ha admitido a trámite el litigio.
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