La ciudad es sede del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla, máximo órgano del poder judicial en la comunidad autónoma, así como de la Fiscalía de Andalucía, del Consejo Consultivo de Andalucía, del Colegio Notarial de Andalucía y de la Archidiócesis de Granada.
Consiste en un conjunto de antiguos palacios, jardines y fortaleza (alcazaba, del árabe: al-ṣbah ‘ciudadela’) inicialmente concebido para alojar al emir y la corte del Reino nazarí, más tarde como residencia real castellana y de sus representantes.
Vista del palacio Carlos V en la Alhanbra
Su singularidad artística radica en los interiores de los palacios nazaríes, cuya decoración está entre las cumbres del arte andalusí, así como en su localización y adaptación, generando un paisaje nuevo pero totalmente integrado con la naturaleza preexistente. Además, alberga un museo de arte andalusí, la pinacoteca principal de la ciudad así como un antiguo convento convertido en Parador nacional.
Vista de los palacios nazaríesEl complejo es gestionado por la institución Patronato de la Alhambra y el Generalife. En 2016 esta reportó ser el segundo espacio más visitado de España, tras la Sagrada Familia de Barcelona, con 2 615 1883 visitantes.
La puerta de las Granadas o arco de las Granadas es la puerta histórica más popular para acceder a través del Bosque de la Alhambra al entorno del palacio nazarí que es la Alhambra.
Su edificación se inicia para conmemorar la visita de Carlos I de España en 1526 a Granada con motivo de su reciente boda en Sevilla con Isabel de Portugal, según el programa imperial (Puerta de la Justicia, Pilar y Palacio de Carlos V) conjeturado por Luis Hurtado de Mendoza y Pacheco, III conde de Tendilla y II marqués de Mondejar en honor del Emperador, la ejecución se realizó por ordenanza de Íñigo López de Mendoza y Mendoza, III marqués y IV conde de Tendilla, bajo la dirección del arquitecto constructor del Palacio de Carlos V, Pedro Machuca, levantándose en sustitución de la puerta original islámica.
Puerta de las armasPuerta de la Explanada o de la Justicia o Bab al-Shari'a.
Puerta del Vino
Vista exterior de la Alcazaba de la Alhambra desde el norte. A la derecha se levanta la torre de la Vela, a su izquierda más bajas se distingue la torre de Armas y a la izquierda destaca por sus dimensiones la torre del Homenaje y delante de ella la torre del Cubo.
Torre del HomenajePatio de Arrayanes
EL SUSPIRO DEL MORO.
Infelíce Boabdil... ¿Qué es de Granada?
sus mágicos jardines, ¿qué se hicieron,
de Odaliscas y Hurís rica morada?-
¡Ay! tu cuna sus céfiros mecieron..."'
y susurrando plácida balada.
Entre aromosas flores te adurmieron,
glorías y amores, Boabdil, soñaste...
¿Por qué del dulce sueño despertaste?
Señor y Rey., la Alhambra tu palacio,
ese mágico templo de las diosas
do hollabas con tus pies oro y topacio,
do cautivas de amor hiciste hermosas...
¡Oh! tu mente, al soñar, cruzó el espacio
de un divino pensil de bellas rosas,
y' al despertar, «llanto de tus ojos,
A regar fué, Boabdil, tristes despojos.
Perdiste al fin tu patria idolatrada;
y al contemplarla por la vez postrera.
Su rey, «como mujer lloró a Granada,
que defender cual hombre no supiera»
también lloró, Boabdil, tu madre amada.
Que verte suspirar llorar la hiciera..
Mas ¡ay! que tus suspiros y su llanto,
Jamás, os volverán lo que amáis tanto.
Aquel divino Edén, do alzarse viste
tu trono altivo, entre diamantes y oro;
aquel mágico templo, do rendiste
con tu amor de bellezas un tesoro..
Delirio tuyo fué; ya solo un triste
recuerdo queda del imperio Moro,
y es el suspiro que, cual un lamento, '
También al suspirar, remeda el viento.
MANRIQUE
El nombre Alhambra proviene de una raíz árabe que significa castillo rojo o carmesí, quizás por la tonalidad de las torres y murallas que rodean todo el cerro de La Sabica que a la luz de las estrellas es plateada pero con la luz del sol se transforma en oro. Pero hay otra versión más poética, evocada por los analistas musulmanes que hablan de la construcción de la Alhambra a la luz de las antorchas, cuyos reflejos daban a las paredes su particular coloración. Creada originalmente con fines militares, la Alhambra era una alcazaba (fortaleza), un alcázar (palacio) y una pequeña medina (ciudad), todo en uno.
Interior del PavillonTorre de la cautiva
Ayuntamiento
Fue el primer monasterio que se construyó en Granada tras la conquista de la ciudad por los cristianos, y su fundación data incluso de antes de la toma de la ciudad por los Reyes Católicos. En su iglesia fue enterrado junto a su esposa el Gran Capitán.
Los Reyes Católicos escogieron como lugar de enterramiento la ciudad de Granada, creando, mediante Real Cédula fechada el 13 de septiembre de 1504, la Capilla Real. Fue construida entre 1505 y 1517 y dedicada a los Santos Juanes, San Juan Bautista y San Juan Evangelista.
«El escudo oficial actual de la ciudad de Granada, está cubierto por la Corona Real, orlado con una cinta rematada en su parte inferior por una borla de oro, en la que van grabadas en igual metal los Títulos de la ciudad, y su interior se divide en tres cuarteles, el que ocupa su mitad superior con los Reyes Católicos sentados en sus tronos, con corona y manto, en sus colores naturales, el Rey Fernando V a la derecha, con una espada en la mano diestra y la Reina Isabel I con un cetro en la suya, ambos sobre campo de plata y cubiertos por un dosel rojo. La parte inferior se divide en dos cuarteles, el de la derecha con la Torre de la Vela en plata, tremolándose en su parte superior la bandera de España, roja y amarilla, sobre fondo de oro. En el cuartel inferior izquierdo, hay una granada abierta en sus Colores naturales, sobre fondo de plata. Todo queda rodeado con dos castillos en el centro de su parte superior e inferior de la orla, en plata, con dos banderas de España rojas y amarillas en lo alto de cada una y en diagonal, sobre fondo de oro; alternándose a sus lados con un total de seis leones en sus colores naturales y vueltos hacia el interior, con cuatro torres de oro sobre fondo rojo. »
---------------------------------------------------------Los restos más antiguos que se han excavado en la ciudad de Granada se han datado hacia la mitad del siglo vii a. C. y corresponden a habitaciones pertenecientes a un oppidum íbero denominado Ilturir.
No se tiene constancia de asentamientos anteriores a esta época, aunque en las cercanías existieron poblados de importancia como lo fue el asentamiento argárico del Cerro de la Encina, en Monachil, a unos 7 km hacia el este, que fue abandonado hacia el año 1200 a. C.; o el de final de la Edad del Bronce, del Cerro de los Infantes, en Pinos Puente, a unos 10 km al oeste, fechado entre el 800 a. C. y el 700 a. C. y que, posteriormente, continuó siendo un poblado con el nombre de "Ilurco". Ilturir ocupaba unas 5 ha en la cima de la colina de San Nicolás, en la margen derecha del río Darro, justo donde enfila la vega del río Genil. Estaba rodeada de una muralla que, en el siglo vi a. C., se amplió como consecuencia del crecimiento poblacional. En el siglo IV o III a. C., pasó a ser conocida por el nombre de Iliberri y quedó incluida en el área controlada por los bastetanos y, desde una perspectiva más económica que militar, por los cartagineses.
La derrota definitiva de Cartago en la segunda guerra púnica abrió las puertas de la ciudad a los romanos. Algunos autores indican, basándose en Tito Livio, que las tropas de Emilio Paulo fueron derrotadas en Ilurco, hacia el año 190 a. C., antes de que Tiberio Sempronio Graco conquistara toda la zona, hacia 180 a. C. No obstante, parece más bien que la sumisión a Roma se produjo como consecuencia de un pacto o acuerdo. Ilíberis, incluida en la Hispania Ulterior, obtuvo de César el título de municipio, con el nombre de Municipium Florentinum Iliberitanum, de forma que las fuentes romanas de los siglos siguientes la citan casi siempre como Florentia. Más tarde quedó englobada en la Bética y, finalmente, hacia el siglo I d. C., incorporada al Conventus Astigitanus.
Al menos desde los tiempos de la creación del Emirato de Córdoba y hasta la caída del Califato, es decir, entre los siglos viii y XI, el solar de la actual ciudad de Granada estuvo deshabitado, permaneciendo solamente los restos del oppidum ibérico, usado como fortaleza (hisn) en los tiempos de la rebelión de los muladíes (siglo ix). Algunos autores consideran que pudo subsistir algún pequeño núcleo o alquería alrededor de Hisn Garnata, nombre con el que se conoció en época musulmana a la antigua Ilíberis. En cualquier caso, la ciudad importante en el período 712-1012, fue la vecina Madinat Ilbira, unos 10 km al oeste, que llegó a ser la capital de la Cora de Elvira y una de las ciudades más importantes de al-Ándalus.
Las turbulencias que originaron la formación de los Reinos de Taifas dieron el trono del de Granada a los ziríes. El primero de ellos, Zawi ben Ziri, fundó la nueva ciudad de Madinat Garnata en 1013, alrededor del castillo existente, abandonando Medina Elvira, que quedó despoblada alrededor del 1020, y arruinada. A partir de entonces, la Granada musulmana tuvo tres fases claras de evolución:
Época zirí.- La zona que inicialmente se ocupó, de forma intensiva, es la situada en el centro del actual barrio del Albaicín, conocida como Alcazaba Cadima (al-Qasba Qadima). Para finales del siglo XI, ya estaba urbanizada la mayor parte de la colina, rodeada por una muralla que aún subsiste en buena medida embutida parcialmente en el caserío urbano. La ciudad zirí tenía una extensión de 75 ha y unas 4400 casas repartidas en varios barrios situados en la colina del Albaicín.
Época bereber.- La estructura urbana de la ciudad se modificó escasamente en el largo periodo de dominación de los almorávides y los almohades (1090-1269). Del análisis que de las fuentes árabes han hecho diversos autores se desprende que en época almorávide se amplió el recinto amurallado, abriéndose puertas como el Arco de las Pesas y Bib-Albunaida (Puerta Monaita), ambas aún en pie; también corresponde a esta época la desaparecida Bib-Alfajjarin, o de los Alfareros, y el castillo conocido como Torres Bermejas. Los almohades dejaron edificios de interés, como el Alcázar Genil, y amurallaron los arrabales del este, donde hoy está el barrio del Realejo.
Época nazarí.- La creación del Reino de Granada impulsó el crecimiento y la riqueza de la ciudad, amurallándose los arrabales del Albaicín y levantándose la ciudad palatina de la Alhambra. Su construcción se inició por el rey Alhamar, aprovechando la existencia de una antigua fortaleza zirí. Su hijo, Muhammad II, erigió la mayor parte de las zonas palaciegas, y para el comienzo del siglo XIV existía ya una medina, con comercios, viviendas privadas y edificios comunitarios. La mezquita real (megit sultani) fue edificada por Muhammad III y, para entonces, Madinat al-Hamra era ya un verdadero núcleo urbano. La ciudad nazarí quedó organizada en seis distritos amurallados, comunicados entre sí por puertas que se cerraban durante la noche, y cada uno de ellos dividido en barrios de diferentes tamaños y carácter.
La ciudad permanecerá con esta estructura tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos, en 1492, aunque los once años que siguieron a la entrega de la ciudad generaron cambios que acabarían por modificar de forma importante su carácter.
El tránsito del reino nazarí a Castilla
A pesar de que, en 1491, un poderoso ejército castellano, que ya había sojuzgado casi todo el territorio nazarí en los cuatro años anteriores, penetra en la Vega de Granada y pone sitio a la ciudad, esta no cayó como consecuencia de un enfrentamiento entre ambos ejércitos, sino mediante un proceso de negociación que culminó el 25 de noviembre de ese mismo año, con la firma en Santa Fe de las correspondientes Capitulaciones, en las que se pactó un plazo de dos meses para la entrega de la ciudad, aunque finalmente ese plazo no se agotó y la rendición se produjo el 2 de enero de 1492. Las capitulaciones eran muy generosas para los granadinos: podían seguir practicando libre y públicamente su religión, se respetarían sus propiedades y se mantendría la vigencia del derecho islámico en litigios entre muslimes, creándose la figura de jueces mixtos cuando se tratase de litigios con cristianos. Se creó además un «ayuntamiento musulmán», y se previeron franquicias fiscales por tres años. Además, los reyes nombraron primer arzobispo de Granada a Hernando de Talavera, confesor de la reina Isabel y hombre moderado y con alta estima de la calidad moral de los vencidos. Sin embargo, cuando en 1499 la Corte se instala temporalmente en Granada, muchos se escandalizaron de la pervivencia del islam y de que la población asistiera masivamente a las mezquitas. El nuevo confesor de la reina, fray Francisco Jiménez de Cisneros, arzobispo de Toledo, inició una dura campaña de conversiones forzosas, con confiscación y quema de libros,55 encarcelamiento de alfaquíes y procesos inquisitoriales. Se realizaron conversiones masivas, aunque ello no disminuyó la presión sobre la población granadina, pues como informó Diego Hurtado de Mendoza en el primer tercio del siglo xvi, «los cristianos nuevos, gente sin lengua y sin favor, encogida y mostrada a servir, veían condenarse, quitar o partir las haciendas que habían poseído, comprado o heredado de sus abuelos, sin ser oídos». Esta política generó graves revueltas en el Albaicín, especialmente tras la conversión por Cisneros de mezquitas en iglesias, que se extendieron a otras zonas del reino, y que fueron sangrientamente reprimidas (1499-1501). Los Reyes Católicos aprovecharon estos hechos para declarar nulas las Capitulaciones y ordenar una primera expulsión de moriscos y la reclusión de los restantes en un gueto situado en Bib-Rambla. Para 1519, Martín Fernández de Enciso comentaría que "Granada fue gran pueblo en tiempo de moros y agora no es tanto".
Durante la Guerra de las Comunidades de Castilla, Granada se mantuvo en todo momento fiel a Carlos I y el marqués de Mondéjar, desde su puesto de Capitán General, se encargó de dominar la situación ante cualquier eventualidad. No obstante, la ciudad no envío sus diputados a la liga de La Rambla, asamblea destinada a impedir que el movimiento comunero penetrase en Andalucía. Al principio, ciertamente, pidió un aplazamiento de las reuniones para consensuar la cuestión con el resto de las localidades bajo su jurisdicción, pero debido a la poca disposición que mostraron Sevilla y Córdoba por su planteamiento, terminó negandose a enviar diputados. Era pues, un asunto de honor respecto a su propia entidad como jurisdicción cohesionada.
Todos los viajeros y eruditos que visitaron Granada en el paso de siglo (del XV al XVI), mostraron admiración por sus edificios, especialmente la reina Juana y el rey Carlos I, quienes invirtieron grandes sumas en el mantenimiento y arreglo de la Alhambra y de otros edificios de interés, lo que facilitó la pervivencia de esta arquitectura. Pero ello no obstó para que, desde un primer momento, se desarrollara una política urbanística de afirmación del nuevo poder, levantando edificios de gran relevancia en los espacios más representativos de la ciudad musulmana: La Capilla Real, mediante cédula de 1504, en la que se depositaron los cuerpos de los reyes Isabel y Fernando, en 1521; el Hospital Real, iniciado en 1511; la catedral, planteada en 1523; el palacio de Carlos V, en plena Alhambra, acordado por el emperador en 1526; la Chancillería, comenzada en 1531; etc.
Su carácter claramente musulmán generó pronto una animadversión hacia su aspecto urbano, comenzando las autoridades castellanas a considerarse en la obligación de transformarlo para resolver los supuestos problemas derivados de esa situación. Así, en 1565, Felipe II llegó a calificar en numerosas ocasiones como "peligroso" al Albaicín, y dio instrucciones en ese sentido al corregidor local. Este afán por extirpar el islam de la nueva ciudad, llevó a ir demoliendo las principales mezquitas: "Ibn Gimara" en 1521, la de la Antequeruela en 1540, la de la Alhambra en 1576... o transformándolas en iglesias cristianas. A la vez, se produjo una "castellanización" de la trama urbana, ensanchando calles, eliminando cementerios y fundando conventos. Se abren o reforman, a la vez, grandes plazas: Bib-Rambla, Campo del Príncipe (1513), Plaza Nueva (antigua "Hatabin", 1515)... Bernard Vincent indica que, «en el XVI, Granada era una ciudad en obras», conforme a un vasto programa de cambio, impulsado desde la monarquía de los Austrias.
A lo largo del siglo XVII se originaron una serie de algaradas y «motines de subsistencia» debido a su mala situación económica, siendo los más graves los de 1648. Tanto censo como economía se recuperan durante el siglo xviii, básicamente como consecuencia de una fuerte disminución de la tasa de mortalidad y por la inmigración desde el resto de España, lo que se manifiesta en su importante legado barroco, llegándose a superar los 50 000 habitantes hacia 1752, según el Catastro de Ensenada, cifra que ya permanecerá estable mucho tiempo. Como consecuencia, en esta última mitad del siglo xviii se realizaron importantes obras urbanas: los paseos de la Bomba y del Salón, el Paseo del Violón, todos ellos junto al río Genil y la plaza de toros del Triunfo (1768). También se produjeron demoliciones de edificios emblemáticos, como el castillo de Bibataubín, o la propia Puerta Real (1790).
El 28 de enero de 1810 las tropas francesas con el general Sebastiani al frente ocuparon Granada, permaneciendo en ella hasta el 16 de septiembre de 1812. Este breve período supuso una grave carga económica, debido a las innumerables obras de fortificación que Sebastiani, primero, y Leval, después, hicieron en los alrededores de la Alhambra y el Castillo de Santa Elena. También desarrollaron algunas obras urbanas como el ajardinamiento de los Paseos del Salón y la Bomba y el puente Verde sobre el río Genil, situado al final de aquellos, aunque para levantar este desmocharon la torre del Monasterio de San Jerónimo, además de finalizar e inaugurar el Teatro de Napoleón (después, Cervantes). Antes de abandonar la ciudad, destruyeron varias torres de las murallas de la Alhambra y otros edificios que tenían uso militar.
Al comienzo del siglo XX, Granada estaba situada en una buena posición social y económica dentro de España, con una economía en crecimiento basada sobre todo en la remolacha y con perspectivas de industrialización importantes. Este proceso se mantuvo, al menos, durante el primer tercio de siglo.82 El crecimiento demográfico se aceleró a partir de 1900 (75 900 habitantes, en ese censo, 103 368 en el censo de 1920, 155 405, en 1940); doblándose la población en pocos años, tanto de la ciudad, como de los pueblos de su cinturón.83 Este proceso fue paralelo al desarrollo de corrientes regeneracionistas, aunque sobre una estructura política encorsetada, fuertemente caciquil e incapaz de aprovechar todos estos factores, controlada por un grupo poco permeable de "representantes en Cortes" compuesto básicamente por terratenientes y algunos profesionales, sobre todo catedráticos de universidad y abogados. En este período, partidos como el PSOE y el Partido Republicano Autónomo de Granada (PRAG) consiguieron aglutinar a una parte importante de la población que será decisiva en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, consiguiendo conjuntamente 30 de los 45 puestos en disputa. En el primer periodo de la II República la ciudad fue gobernada por socialistas y republicanos autónomos, aunque estos se disgregaron como partido en 1932. Parte de ellos se integraron en el Partido Radical que creció en votos hasta igualar a los socialistas en 1933. Este período (1931-1933) fue socialmente conflictivo en la ciudad, con numerosos disturbios y choques callejeros protagonizados especialmente por trabajadores del sector azucarero que fue muy activo.85 Se reforzaron también, de cara a las elecciones de 1933, las posiciones conservadoras de Acción Popular y la Unión de Derechas que, después de ganar las elecciones generales junto con los radicales, gobernaron el ayuntamiento a través de una Comisión Gestora tras destituir en pleno a la anterior corporación. En el periodo 1933-1936 el Partido Radical quedó prácticamente desaparecido en Granada y la conflictividad social creció; sin embargo, las elecciones de ese año, inicialmente, las volvieron a ganar las derechas, aunque con un cúmulo tan grande de irregularidades que las protestas socialistas modificaron los resultados.
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