Castillo de Colomares
Esta construcción fue erigida entre los años 1987 y 1994 por Esteban Martín y Martín para homenajear a Cristóbal Colón y el Descubrimiento de América.
El edificio es obra de Esteban Martín y Martín y dos albañiles malagueños, y mezcla influencias de diferentes estilos arquitectónicos como el neobizantino, neorrománico, neogótico y neomudéjar que marcaron culturalmente España. Los materiales utilizados son ladrillo, hormigón, piedra natural y madera entre otros; además de las vidrieras de su interior.
El monumento presenta diversos elementos de la simbología de los Reyes Católicos, de las tres culturas presentes en la España medieval (cristianismo, judaísmo e islamismo) y de otros elementos del viaje de Colón. Cabe destacar la presencia de una pagoda china que simboliza la idea original de Colón de alcanzar las costas de Asia.
Castillo del Bil-Bil
Su estilo neoárabe de enlucido rojo al exterior y decoración con azulejo y bajorrelieves lo han convertido en un icono del municipio y de la Costa del Sol.
El estilo neoárabe de este edificio tan singular, y que lo ha convertido en un referente del municipio, era bien conocido gracias a la literatura de viajes romántica desde el siglo XIX.
Estupa Budista de Benalmádena
Con 33 metros de altura, la Estupa de la Iluminación es la más grande de Europa construida para la paz, la prosperidad y la armonía del mundo
Iglesia de Santo Domingo de Guzmán
Enclavada en los maravillosos Jardines del Muro, diseñados por César Manrique. Santo Domingo de Guzmán ofrece una panorámica idílica donde se funde el propio casco histórico con el azul del mar que baña sus costas, entre una frondosa arboleda.
Teleférico desde la cumbre del monte Calamorro.
Torre Bermeja. Torre vigía de época nazarí
Torre Quebrada. Torre vigía de época nazarí
Torre del Muelle. Torre vigía del siglo XVI.Parque de la paloma
Playa de la viborilla
Puerto deportivo
Biblioteca municipal
Escudo de Benalmádena
En campo de azur, sobre ondas de azur y plata, un castillo de oro, cerrado, donjonado, almenado y mazonado de sable, acompañado a diestra y siniestra por una encina de sinople, arrancada y fustada, cuyas copas están surmontadas, respectivamente, por las iniciales mayúsculas F e Y, de oro, en los cantones diestro y siniestro del jefe. El castillo y las encinas se hallan acamados a un macizo montañoso de su color puesto en faja. Timbre de corona real española cerrada
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Los primeros pobladores de Benalmádena de los que se tienen datos, podemos situarlos en torno al período Solutrense del Paleolítico Superior, hace aproximadamente 18.000 años. Durante este periodo, tuvo lugar una auténtica explosión de asentamientos a lo largo de todo el arco calizo mediterráneo andaluz, y en ocasiones, hacia zonas del interior. No obstante, las recientes investigaciones efectuadas en la Cueva del Bajondillo (Torremolinos, Málaga), documentan los primeros momentos de ocupación de esta Cueva en el período Solutrense del Paleolítico Medio.
Con la llegada del noveno milenio, se culmina un proceso de cambios iniciados en el Paleolítico. Es probable que la Cueva del Toro tuviera una perduración hasta el Epipaleolítico, presentando así una secuencia similar al del resto de la cuevas del litoral malagueño. Este período de la prehistoria estaría caracterizado por el desarrollo de la industria lítica microlaminar que hunde sus raíces en el Magdaleniense.
Con la llegada del neolítico se observa un cambio sustancial en el poblamiento de todas las zonas litorales y prelitorales de la provincia de Málaga. Se produce un aumento de los pobladores, hecho que se traduce en un incremento del número de asentamientos preferentemente cavernícolas, Durante este período, se observa aún una dependencia de la depredación del medio, fundamentalmente dirigida al marisqueo y a la pesca.
El ajuar de estos pobladores es el de los grupos conocidos como “Cultura de las Cuevas con Cerámica Decorada de Andalucía Oriental”.
A partir del año 1000 a.C. las comunidades asentadas en todo el litoral malagueño, presentaban unos modos de vida muy similares a los de la Edad del Cobre. Sin embargo, a partir de estos momentos, los pobladores comienzan a tener cierta predilección por ocupar lugares cercanos a los valles de los arroyos. Para los primeros momentos del primer milenio, no se tienen datos acerca del poblamiento en la zona de Benalmádena, pero sí de momentos algo posteriores.
De aproximadamente los siglos IX-VIII a.C. se localiza en la margen izquierda del Arroyo de la Miel, un poblado conocido como Cerro de la Era;
A partir del siglo VIII a.C., en el litoral de las tierras andaluzas se va producir la instalación estable de colonos fenicios, procedentes de la ciudad de Tiro en la Bahía de Cádiz y en el área oriental de la provincia de Málaga. Estos pobladores tenían importantes intereses comerciales y se establecieron en la costa a través de pactos con las comunidades indígenas para poder ocupar el territorio, hecho que motivará una fusión de elementos culturales entre ambas comunidades conocido como "Período orientalizante”.
Tras la conquista romana se producirán una serie de transformaciones políticas, sociales y económicas que incidirán en los modos de vida. A través de los restos arqueológicos no se han constatado niveles de destrucción de los poblados existentes, por lo que se infiere que la conquista no se produce con importantes acciones militares sino más bien con signos de plena integración. Con la caída de la República e inicios del Imperio se implanta definitivamente el sistema de villae como modelo de explotación de todo tipo de recursos, entre los que se encuentran especialmente las cetariae o fábricas de salazones.
A partir del siglo III se acentuará en todo el territorio ocupado por el Imperio Romano una crisis en el sistema de producción que tendrá una especial trascendencia en el ámbito económico; en este contexto, aunque en menor escala, en Benalmádena, continuarán desarrollándose actividades industriales hasta finales del siglo V; no obstante, esta situación de crisis no viene determinada por el cese de las actividades industriales, sino más bien por una transformación en los modo de vida, ahora mucho más sobrios, atestiguado por las características de los restos arqueológicos de estos momentos.
Entre los siglos VI y VII, la franja costera entre Cádiz y Cartagena pasa a formar parte del imperio bizantino, de la que la ciudad de Málaga era el núcleo más importante de la costa malagueña. Los bizantinos son expulsados por los visigodos a principios del siglo VII, produciéndose un abandono generalizado de los asentamientos costeros a favor de los enclaves interiores; hecho que queda sobradamente constatado en Benalmádena con el despoblamiento y abandono de los enclaves costeros en época tardo-antigua.
Tras la expulsión de los bizantinos en el siglo VII, no se vuelve a tener noticias del poblamiento en Benalmádena hasta época nazarí.
Los caminos de Málaga y Mijas serían las vías principales desde la villa, aunque también existían otros caminos como el que llevaba hasta Fuengirola y el mar. Tras la reconquista, Benalmádena estaba constituida por casas que fueron repartidas entre los repobladores; la calle principal sería la calle Real o calle Mayor que longitudinalmente atravesaba la villa hacia la fortaleza. La mezquita era de pequeño tamaño y estaba adosada a la muralla; fue donada en los Repartimientos a Bartolomé Gonçales el Amo; esta mezquita no fue reutilizada como iglesia, sino que se construyó una de nueva planta.
A finales del siglo XII nace en la provincia de Málaga Ibn al-Baitar, (se especula que nace en Benalmádena) uno de los más importantes botánicos y farmacólogos de la Edad Media.
En el año 1456, el ejército del rey Enrique IV de Castilla parte desde Antequera y llega a los puertos de Málaga. Desde ella continúa con su campaña destruyendo todo lo que encuentra a su paso. Durante el trayecto, incendian y asuelan la villa de Benalmádena que queda desamparada; los moros se refugian en la Sierra; pero una vez pasado este vendaval de los cristianos, los moros vuelven al lugar y reconstruyen la villa, sus casas, acequias y pozos.
Benalmádena, queda desierta y despoblada durante varios años. El rey Fernando inicia así la labor repobladora; en 1491 encarga al escribano Alonso Palmero su repoblación con treinta cristianos viejos y sus familias, de los que él mismo será el alcaide bajo ciertas condiciones, entre las que se incluía la defensa de la villa y la reparación del castillo caído así como la construcción de nuevos elementos como torreones, puertas y adarves para el castillo. La repoblación no se llevará a cabo de manera fructífera hasta la intervención del Secretario Real Hernando de Zafra, encargado de hacer un nuevo reclutamiento.
La situación de inestabilidad motivadas por las incursiones de musulmanes y piratas a través de las calas abrigadas que facilitaban el desembarco y causaban la inseguridad de la población, fue constante durante el reinado de Carlos I, y se prolongaría, aunque en menor medida, durante todo el siglo XVI. Para evitar estas incursiones por la costa, los reyes organizan el sistema de defensa. Para ello se reparan las torres vigías existentes, Torre Bermeja y Torre Quebrada, que formaron parte de la defensa del reino nazarí y se construye otra nueva, Torre del Muelle. La función principal de estas torres consistía en dar aviso ante la presencia de las incursiones enemigas por la costa para que las guarniciones de Fuengirola, Mijas y Málaga acudieran para evitarlas.
En el siglo XVII la provincia de Málaga, sufrió epidemias, sequías, y calamidades como un maremoto, un terremoto (1680), así como el cierre del puerto a los barcos ingleses (1673) que paralizó la venta de productos agrícolas de exportación.
A mediados del siglo XIX llegan inversores a Benalmádena buscando tierras apropiadas para la vid. La población aumenta considerablemente con la llegada de estos nuevos inversionistas que arriendan las tierras y atraen a un número importante de jornaleros. La destrucción de las viñas por la plaga de la filoxera en el último cuarto del siglo XX, hizo estragos en toda la provincia de Málaga. El paro, el hambre y esta plaga unidas a epidemias de paludismo, tifus y cólera se ceban con Benalmádena; las defunciones y las emigraciones harán decrecer la población y la dejan extenuada hasta 1950.
El gran auge demográfico del municipio se produce a partir de los años cincuenta y sesenta con el nacimiento y desarrollo de la actividad turística en la costa española.
Parque de atracciones y espectáculos Tivoli World: inaugurado en 1973. Su oferta no sólo se centra en atracciones mecánicas, sino también en espectáculos (conciertos, humor, baile), restaurantes, exposiciones y plazas temáticas.
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