sábado, 25 de marzo de 2023

Castellar de la frontera (Cádiz)Andalucía

 

La construcción de la primitiva fortificación data de los siglos XIII y XIV, con estructura y detalles de torres y puertas característicos del reino de Granada. Aunque algunos elementos fueron añadidos más tarde. En la época cristiana (siglos XV al XVII), ya contaba con la muralla, torres y el alcázar-palacio. El recinto está en parte almenado y protegido con torreones cuadrangulares en los ángulos que forman los lienzos, protegidos por el norte y suroeste con barbacanas.

La puerta de acceso a la barbacana del norte se abre en una torre albarrana, existiendo otra torre en la que se abre la puerta con un arco apuntado de ladrillo. Entrando por el arco de la Villa, se encuentra el Alcázar o palacio de los condes de Castellar, formando parte de la fortaleza y muy transformado. 

Los materiales empleados en este conjunto de fortificaciones son de mampostería con piedras más o menos labradas y regulares, y ladrillos en los arcos. A partir del recinto fortificado, la población se desarrolla en su interior, incorporando algunos elementos a la muralla, con la intención de comunicar las casas adosadas a ella, que son las que primero se desarrollan. La acumulación del caserío intramuros a través del tiempo se corresponde con sus orígenes tardomedievales.


Las cubiertas de las casas son de teja árabe a una o dos aguas. Las fachadas no poseen salientes ni retranqueos y están encaladas, con guardapolvos o molduras en algunas de ellas. Las ventanas y puertas son de madera, con portillos en vez de cristales. La mayoría son de carácter unifamiliar, compuestas de una sala con cocina incluida, alcoba contigua y una o dos alcobas en la planta alta. Algunas poseen una cuadra. Las ventanas de la planta baja se protegen con rejas sencillas de hierro. En general la tipología corresponde a una arquitectura popular de carácter rural. Entre los edificios singulares, merece destacarse la Iglesia Parroquial del Salvador y el Ayuntamiento, con entradas desde la plaza mayor. La iglesia, de una sola nave, muy posiblemente se emplaza en el lugar de la antigua mezquita. Se sabe que su capilla mayor fue ejecutada por Juan Arias de Saavedra a principios del siglo XVII. En el siglo XVIII fue ampliada, desapareciendo la primitiva estructura bajo pesadas yeserías y bóvedas de cañón. En el camino de Castellar y junto a la muralla, al pie del castillo se construye en 1603 el convento de Mercedarios de la Almoraima, del que se conserva el gran claustro con arquerías de piedra y de orden toscano, junto a la Ermita de Nuestra Señora de los Reyes de 1562. El desarrollo de la historia en este núcleo poblacional es un elemento decisivo que contribuye a valorarlo, pues parte de la historia ha quedado inmortalizada en su imagen y conformación singular.


Por su estratégica situación sobre una peña, el pueblo viejo de Castellar de la Frontera, ha sido un lugar de asentamiento humano desde fechas muy tempranas (Cueva de las Estrellas).​ Durante el Paleolítico y el Neolítico la presencia del hombre está documentada a través de los hallazgos de un importante industria lítica y por numerosas pinturas rupestres, enmarcadas en el llamado arte rupestre del extremo sur de la península ibérica y situadas en la Cueva de los Maquis, de la Abejera, del Arquillo, de los Barrancones, de la Buitrera, del Cambulló, del Cancho, Cantarazo o de los Churretales, de las Cotillas, de los Números, del Rayo, de los Tajos, de las Tumbas y de la Ventana.
Del reino visigodo se conservan hallazgos. Con la islamización de la península ibérica en el 711, se construyó la ciudadela y se fundó la villa del pueblo viejo que, dado su emplazamiento en plena frontera granadina, jugó un importante papel en las Guerras de Granada en el siglo xv. Asimismo en el periodo andalusí también en La Almoraima existió un pequeño asentamiento humano, donde habitaba la guarnición de la torre almenara allí situada.

Castellar de la Frontera fue uno de los eslabones de la cadena de fortalezas del reino nazarí, enlazando por el sur con la torre de Palmones y la bahía de Algeciras y al norte con Jimena de la Frontera. En ocasiones era cedida con otros castillos por los reyes de Granada a los benimerines como pago de su socorro contra los cristianos.

Juan de Saavedra, alcaide de Jimena de la Frontera, tomó el castillo en 1434 para la corona de Castilla. Juan II concedió a Juan de Saavedra la alcaldía de la villa, dándosela más tarde en señorío. Conquistada de nuevo para el reino de Granada, volvió a ser conquistada, una segunda vez, por Juan de Saavedra que recobró su señorío, siendo heredado durante muchas generaciones por los Arias de Saavedra, a los que Carlos I concedió en 1539 el título de condes de Castellar, título que ostentaron posteriormente sus descendientes. Desde entonces la economía local se basó en la agricultura, en la ganadería y en otras actividades relacionadas con el monte.

CASA CONVENTO LA ALMORAIMA


El tronco de la casa pasó al ducado de Santistevan en 1654 y más tarde al de Medinaceli. A principios del siglo xix y mediante pleito, los Marqueses de Moscoso obtuvieron la posesión de la villa, que volvió a los Duques de Medinaceli en 1852, junto con el término de la Almoraima, hasta hace pocoss. año

En 1868 el convento de la Merced pasó a ser propiedad del duque de Medinaceli.

En 1916 el Gobierno de la Nación añade a "Castellar" la denominación "de la Frontera" por el decreto de toponimia.​ Si bien existen pruebas en algunos escritos que se denominaba de la Frontera con anterioridad.









Escudo partido. Primero de plata, tres fajas jaqueladas de oro y gules, cargadas cada una de una burela de oro. Segundo de gules, un castillo de oro aclarado de azul. Va timbrado el escudo con la corona real española cerrada. 

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