Castillo "El Ribat"
Estaba habitada por monjes guerreros, los morabitos. Pero también ofrecía alojamiento y lugar de retiro a los comerciantes y derviches musulmanes alpujarreños durante la época nazarí.
En el año 1505 Luis Zapata [cita requerida] adquirió el señorío de Albuñol a doña Juana de Castilla, hija de los Reyes Católicos Isabel y Fernando, y en 1508, tres años después adquirió La Rábita.
El ribat estaba en su mayor parte caído y fue demolido para construir, mandado por los Reyes Católicos, una fortificación compuesta por un torreón adecuando un recinto anexo a la torre en el siglo XV, para defender las costas de los barcos tripulados por piratas berberiscos, que venían a saquear especialmente de noche. Durante la revolución de las Alpujarras en 1568 fue conquistada de nuevo por los moriscos, aunque más tarde la recuperaría el duque de Sessa. En 1593 fue reparado por el constructor Sancho Silvestre de Madrid durante el reinado de Felipe II y en 1725 se hace pública una real orden para su reedificación dotándolo de un bastión unido por sus murallas artilleras al torreón principal, una capilla católica, cuarteles para los soldados y nuevos almacenes. Actualmente se conserva el proyecto de reedificación.
Residían en el castillo el capitán Juan de Armas, varios cabos de escuadra y algunos artilleros, sumando un total de treinta militares para atender los cañones de defensa, mosquetes y arcabuces, principales armas menores de la época.
En el citado castillo existe un oratorio o capilla en donde se decía misa para la guarnición en los días de precepto por el párroco de Albuñol. Además, también se veneraba en la hornacina actualmente conservada, la imagen de la Virgen de las Angustias, primitiva imagen que posteriormente se convertiría en la Virgen del Mar, patrona de La Rábita.
Perteneciente a la frontera marítima del Reino de Granada, se compone de tres partes bien diferenciadas; las dos primeras son de obra árabe reformada por los cristianos en el siglo XVI, compuesta por un recinto de planta trapezoidal, con patio central y delimitado por murallas con adarve y peto alto con troneras y un gran torreón adosado al norte, ambos parecidos estructuralmente al cercano castillo de Castell de Ferro; la otra es obra cristiana construida en el siglo XVIII y situada al sur de la anterior, está formada por un baluarte o bastión con dos torres ataluzadas, preparadas para tener artillería.
El hecho de que hasta hace poco tiempo se siguiera utilizando este castillo como casa cuartel de la Guardia Civil, hace que no se haya podido visitar con detenimiento, ni tomar medida alguna. Un camino en rampa, situado al este, lleva a la puerta de acceso por la que se pasa al patio del recinto trapezoidal. Desde este patio, estrecho, alargado y en forma de L, se entra a las naves laterales destinadas a vivienda que se sitúan adosadas a las murallas, teniendo en su extremo norte, las escaleras de subida al adarve, desde el que se accede a la torre.
Este gran baluarte, de planta sensiblemente cuadrada con las esquinas redondeadas, por su altura debe disponer de tres plantas, accediéndose a él por la intermedia a través de un puente levadizo, ahora inexistente, pero del que quedan los agujeros de los mecanismos de elevación y el rehundido en el paramento de la fachada para el acople del tablero. Son visitables solo la primera y la segunda, estando ambas formadas por varias habitaciones cubiertas por bóveda de cañón, una chimenea y la caja de la escalera para subir a la planta siguiente. La baja corresponde con un aljibe. Sobre la torre hay una terraza, con peto muy alto en la zona norte. Tanto las murallas del cuerpo destinado a viviendas como la torre, están construidas con gruesos muros de mampostería y enfoscadas con mortero de cal. Solo el muro orientado al oeste, aunque también de mampostería, tiene características distintas ya que parece que fue reconstruido en el siglo XVIII.
La parte del baluarte sur, el bastión, corresponde a los conocidos como de herradura, construidos en el siglo XVIII, en época de Carlos III. Está construido con muros ataluzados de mampostería, teniendo las esquinas reforzadas con sillería. Sobre ella hay una terraza, cuyo peto apoya en una moldura de piedra.
En el entorno del castillo se han vivido numerosas anécdotas, las que se han reflejado cronológicamente y documentadas son las siguientes:
El 2 de junio de 1659 un genovés llamado Lázaro Chafino Sandero, murió ahogado junto a la fortaleza mientras estaba tomando los baños en el puerto del Castillo de La Rábita.
En septiembre de 1725 se instalaron unas balsas de agua para apagar la pasta resultante de la obtención de cal viva.
Cuenta la tradición que a mediados del siglo XVIII, en el 1750 aproximadamente se encontraron en la playa del Búho, cerca del castillo de Huarea en el litoral de La Rábita, los restos de una imagen de la Virgen de las Angustias en las redes de unos pescadores que faenaban en aquellas aguas, es por eso que se le conocerá posteriormente como la Virgen del Mar. La imagen fue trasladada para recibir culto hasta el castillo de La Rabita, lugar en el que permaneció hasta la construcción de la parroquia.
El 9 de mayo de 1813, tras la guerra de sucesión española, un navío tripulado por corsarios ingleses aborda frente al castillo un barco de Adra. En el ataque, murió violentamente asesinado, entre otros, Agustín Barrueso, marido de María Toledano de Adra, ambos vecinos de dicha localidad.
El 12 de julio de 1829, apareció asesinado frente al castillo de La Rábita José de Balladar, siendo teniente coronel de las milicias o fuerzas que se crearon para perseguir a los contrabandistas de la época.
Torre de defensa
Al noroeste del fuerte, coronando la población de La Rábita, se encuentra la torre vigía del siglo XVIII, construida por orden del rey Carlos III en 1767 para ampliar el sistema defensivo de la costa. Es de base circular y cónica, construida en piedra y mampostería. Desde ella se puede contemplar el horizonte marítimo de La Rábita, la vega del Pozuelo y los deltas que se forman al final de las ramblas de Albuñol y Huarea.
Durante la mitad del siglo XIX vivió su época de máximo esplendor debido a que se convirtió en uno de los puertos más importantes de La Alpujarra. Su economía estaba basada en la pesca, a la que había destinados 10 barcos palangreros y 7 barcas navegas, así como 43 barcos de transportes para el cabotaje, con 120 embarcaciones matriculadas al inmediato mando de un ayudante militar de marina se desarrolló un importante comercio donde se importa por el puerto, arroz, bacalao y toda clase de granos, maderas y carbón de piedra; exportándose vino, pasa, almendra, higos, habichuelas y castañas, que eran las producciones de los pueblos inmediatos.
En el año 1845, el municipio de La Rábita se suprimió por el Ayuntamiento de Albuñol, agregándose de nuevo a este, quedando en La Rábita un alcalde pedáneo hasta el día de hoy.
En 1973 se produjeron las inundaciones del siglo XX, que arrasaron La Rábita completamente produciéndose un punto de inflexión en la historia, economía, demografía y fisionomía de la localidad. En la actualidad la población ha crecido mucho extendiéndose los nuevos barrios de Las Terreras, Barranco de Mochilas, Casas Nuevas Escaleras y avenida Andalucía. La economía está basada principalmente en la agricultura y en el sector servicios, aunque algunas familias aún viven de la pesca.
Desde la construcción del primer ribat hasta el día de hoy, el núcleo costero de La Rábita ha crecido tanto que se le considera la capital oriental de la Costa Tropical de Granada.
Iglesia de la Rapita
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